Conversando
con una buena amiga sobre los diferentes temas que nos aquejan a nosotras las mujeres, salió a flote una
pregunta muy interesante y le prometí a mi querida compañera de copas sociales
que me iba a tomar la tarea de investigar nuestra inquietud de por qué no
planeamos el amor así como nos preparamos en el resto de áreas de nuestras
vidas.
Desde
que tenemos noción de nuestra existencia, las primeras personas con quienes tenemos
contacto social son nuestros padres.
Constantemente y a través de nuestro no tan sencillo crecimiento, nos
enviaban desinformación que para ellos era la correcta planeación de nuestras
vidas.
Las
que formamos el grupo del género femenino, por ejemplo recibíamos data a través
de los anhelados y consabidos regalos de navidad, los cuales nuestros padres
los tenían en espera por casi once meses. Personalmente fui víctima de dicho
plan de obsequios, todavía guardo en mi memoria haber recibido como aguinaldo
de navidad mini-escobas, mini-vajillas y hasta un bebe rubio que comía,
lloraba, y había que cambiarle los pañales. Mis padres estaban planeando y
preparándome para ser madre y ama de casa.
Así
mismo, nuestro antónimo sexo masculino, recibía información minuto a minuto de
cómo se debía comportar. No debía llorar, tenía que ser fuerte e incluso debía
saber que quería ser cuando fuese grande. Aun recuerdo cuando mi padre le
pregunto a mi hermano cuando cumplió los tres años de edad que quería ser
cuando creciera. Dijo lo primero que se le ocurrió. Fue cuando nuestro
progenitor le acondicionó su habitación comprándole una recámara todo con
motivo de automóviles de carrera, hasta la cama tenia forma de coche. ¿Se
imaginan a que se quería dedicar mi hermanito pequeño cuando ya no fuese menor?
Ahora,
cuando ya nos encontramos más creciditos y dependiendo de la ocupación que
escogimos para ganarnos el pan de cada día, aún estamos recibiendo desinformación
de cómo debemos proyectarlo todo para ser exitosos en este competitivo mundo. Según los miles de textos de administración
que existen, hay que planificar, organizar, dirigir y controlar nuestros
recursos financieros, materiales,
conocimientos y hasta humanos con el fin de obtener el máximo beneficio
de los mismos y alcanzar el anhelado éxito profesional como personal. Si
hablamos en términos de porcentajes, se calcula que aproximadamente somos 6.8
mil millones de habitantes en el planeta tierra, imagínense que apenas el 20%
de dicha cifra global logren el triunfo, ¿qué pasa con el 80% restante? De
acuerdo a los padres de la administración Taylor y Fayol, simplemente este
desdichado grupo no planifican, no
organizan, no dirigen ó controlan algo ó a alguien.
No
les parece que este traspaso de mensajes desde nuestra cuna de nacimiento hasta
el escritorio de nuestro trabajo es toda una desinformación mal enfocada. Si
analizamos todas estas palabras desde el punto de vista del amor, simplemente
y sencillamente nos da pereza planear, organizar, dirigir y controlar el amor
en nuestras vidas. La verdad no puedo culpar a la humanidad sobre este
hecho, dado que solamente con suponer que debamos aplicar dichas guías en
nuestra vida amorosa da un poco de flojera. Vivamos el amor como venga, porque
evidentemente y de acuerdo a estudios científicos nos es imposible planear a la
hora de enamorarnos. Nos enamoramos y desenamoramos con facilidad de muchos y de
muchas. Además, particularmente creo que
tenemos suficiente con el hecho de tener que buscarnos la casa, carro y beca. ¡Qué stress!
Comentarios
Publicar un comentario